El primer aviso del desastre llegó pronto, a los once minutos. Matuidi encontró un agujero en la banda derecha del Barça que jamás se cerraría. Se enfrentó a Ter Stegen pero el alemán sacó una mano milagrosa. A los 18 minutos, nada pudo hacer ante el libre directo de Di María. El ángel fue hoy un demonio. Suárez se agachó lo justo en su intento de remate para permitir que ese balón superase la barrera. Y comenzó el recital
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